A continuación, la nota publicada en el Blog de Clarín "Economía Insólita", escrita el 20 de septiembre de 2010 por Sebastián Campanario.
"Sin repetir y sin soplar, algunas cosas que las mujeres no le perdonan a sus parejas. Comenzando, ya: que olviden la fecha de aniversario, que hablen de una ex novia, que ronquen en la cama o que mojen la tabla del inodoro. Para las tres primeras objeciones, los economistas no tienen por ahora una solución satisfactoria. Para la cuarta, en cambio, existe una alternativa exitosa.
A propuesta de un joven economista que trabaja en el aeropuerto de Schipol, en Amsterdam, se colocaron stickers de “moscas” en los mingitorios de los baños de hombres. Una atracción irrefrenable e instintiva de “dar en el blanco” de los viajantes varones hizo que los derrames de orina en el piso disminuyeran hasta un 80%. Mejor no preguntar cómo lo midieron. O si los economistas no tienen otra cosa mejor para hacer.
Por lo pronto, lo anterior es un ejemplo icónico del fenómeno “nudge“, que propician los popes de la economía del comportamiento Richard Thaler y Cass Sunstein.
En inglés, “nudge“quiere decir “dar un ligero golpe con el codo”. La idea de Thaler es que con “suaves empujones” (de manera tal de no afectar la libertad de elección de la gente) se pueden hacer enormes avances para modificar la conducta de las personas que resulta costosas para el resto y para sí misma.
Los “empujoncitos” sugeridos para que se adopten como política pública o de las empresas son centenares, y muchos persiguen objetivos más ambiciosos que disminuir los derrames en el baño de hombres. Thaler hace énfasis en la “arquitectura de opciones”. Las escuelas primarias de EE.UU. mejoraron la dieta de sus alumnos poniendo la fruta, la verdura y los alimentos saludables en el ángulo de visión más favorable por parte de los estudiantes en los comedores. Y los economistas proponen que la opción “de default” para los ciudadanos sea hacerse un chequeo médico por año. Si uno no quiere, puede evitarlo, pero completando un trámite engorroso. De nuevo: un “empujoncito”, pero sin coartar la libertad de elegir.
Los “sesgos” o ilusiones cognitivas son el núcleo de la economía del comportamiento, la cruza con psicología que postula que los agentes no actúan en forma racional. Un ejemplo gráfico de intervención estatal que logró bajar la tasa de accidentes tuvo como eje una iniciativa de la municipalidad de Chicago, EE.UU.
Una ruta del este de la ciudad, que bordea el Lago Michigan, fue durante años una trampa mortal para automovilistas que no bajaban la velocidad y se estrellaban en una serie de curvas en “S” muy pronunciadas. La solución del gobierno comunal: se pintaron líneas blancas cruzando la calle, con una distancia cada vez menor entre ellas. Esto crea una ilusión: los conductores tienen la falsa sensación de que están manejando cada vez más rápido, e instintivamente pisan el freno.
Quedan pendientes, entonces, los “nudges” para recordar la fecha-aniversario, no roncar en la cama ni hablar de las ex novias. El próximo Nobel de Economía Insólita aguarda a quien encuentre la respuesta".
Autor: Sebastián Campanario.
Fuente: Clarín, economíainsólita
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